¡No Nos Vencerán….Hijos De…!

Mosa
Cuerpo

A propósito de consignas  que expresan y muestran  nuestras inconformidades a los cuatro puntos cardinales, he de traerles en esta entrega de Jeta book, un rostro que se declaró en pie de lucha,   contra el   responsable de  las condiciones laborales injustas que vivía diariamente en ese consultorio del odontólogo negrero.

Las palabras tienen  peso y duelen cuando van cargadas de su respectiva esencia, Martha creo que ni lo sabía,  pero aquella noche de bromas bien utilizó la palabra como una buena forma de protesta; gritó el dolor que le causaba la injusticia de ver que todos salían temprano y ella siempre al final; su tiempo extra pagado a regañadientes  y en la escena que planeo para reírse de su vida laboral evocó las grandes frases y tonadas que salen del alma para gritar ¡ya basta!

Martha organizó su contingente que gritaría consignas contra el dueño de la clínica en la que todas las mañana checaba su tarjeta de asistencia. Ella bien vestida de blanco, con zapato de piso y media blanca apretada, para evitar la varice y el verdugón en el chamorro, deseaba que una broma fuera el vehículo para expresar su descontento, subirse  al caballo de Troya y una vez dentro desbaratar el sistema del Sr. Dentista.

Quiero una broma para mi patrón y hacerle saber que estoy inconforme con sus condiciones laborales  en las que nos tiene trabajando. Quiero hacerle saber que todos mis compañeros estamos organizados y tomamos las instalaciones y no vamos a dar marcha atrás, hasta que nos cumpla el pliego petitorio de mejoras laborales en la clínica.

Las consignas se ensayaron para arrimarle los primeros catorrazos al dictador dental. De fondo se escuchaba la supuesta gente organizada  que gritaba con la voz   del alma:   ¡basta ya! ¡Se ve se nota!  ¡La gente se cansa, de tanta pinche tranza!  El plan era que la palabra y tonada hicieran lo que una gota de agua al hierro, carcomerlo hasta provocar la explosividad  del tirano de los dientes.

Esa noche de bromas  escuchamos a una trabajadora que en su chanza,  hacía presente su descontento contra su jefe, un odontólogo triunfador, que ha decir de ella era muy alivianado y siempre buena persona, solo que había algunos desacuerdos laborales que no llegaban a tanto, pero ella y su contingente querían ganar la lucha que se emprendía esa noche de risa.

Todo listo y con los dedos en el tecleo telefónico; Martínez o López el apellido del Doctor en dientología,  sonó su teléfono  y presto a contestarlo tal vez sería una buena ortodoncia y unos buenos centavos estarían por caer en su libretón.  ¡Bueno si  Dr. Martínez! ¿quién habla?  En el auricular el descontento no se hizo esperar. Doc. Habla Martha para informarle que los compañeros y una servidora es este momento estamos colocando las banderas rojinegras en sus instalaciones y usted sabe por qué el descontento mío y de mis compañeros. No es justo seguir soportando su infamia  e injusticia laboral, la cual hemos….fue interrumpida enérgicamente por la voz del Doc.  ¡Cuales compañeros, que te pasa Martha!  Estás mal de la cabeza o que tienes, dile a esa gente que se retire del consultorio inmediatamente. 

La protesta subía de tono y las consignas le llenaban las orejas al Doc. Injusto. se ve se nota el Doc. Es un idiota. La paciencia del experimentado sacamuelas no duró tanto y comenzó a perder el control; mira Martha retírate con esa gente o te vas a arrepentir, le llamaré a la policía y te van a detener como revoltosa y provocadora de una situación que tú sabes que no es cierta.

Jornada laboral de 8 horas de trabajo, caja de ahorro justa y utilidades completas es lo que exigimos que se comprometa a cumplir. Cada palabra que hilvanaba el aprendiz de Mosch, la hacía empoderarse frente al encabritado Doc. que amenazaba con llevar a la policía. Faltaba la vacuna al hombre de la bata azul y bastaron solo unos segundos;  un hombre que lideraba el grupo de inconformes se aprestó al teléfono para explicar el  porque  la presencia de un grupo de apoyo a la compañera Martha y de paso recetarle en plena oreja a Mr. Colmillo la decisión a tomar:

Si usted no llega a un acuerdo con la compañera Martha empezaremos a destrozar el mobiliario y los aparatos que están a nuestra vista.

¡No eso no! ¡Con eso no se metan! Dile a Martha por favor y a esa gente que no lo haga, espérame mañana lo  platicamos, están actuando de mala fe, no vayan a hacer destrozos, mañana conversamos…a la voz de rompan la puerta, lo sonidos de destrucción se metían en la oreja del Doc.  Y lo hacían dar gritos desesperados y gritarle a Martha ¡eso no se vale Martha!.. y atente a las consecuencias a estas palabras siguió un tono de tu tu tu tu.

¡Márcale a mi jefe panda, márcale  rápido, ya se enojó! No manches me va a correr, vamos a decirle que es una broma,  Martha la autora intelectual de “cómo hacer una lucha laboral” cambiaba su postura ante el imperio,  arrepentida  y   desesperada trataba de quedar en buenos términos con su jefazo  mientras tanto las consignas seguían perturbando el ambiente.

Aquí comenzó la consigna Pandesca: No nos vencerán hijos de Kalimán, : No nos vencerán hijos de Kalimán esta sería la cereza del pastel, faltaba convidársela al Doc. Chilletas que no enfrentó la situación como debía.

El teléfono nuevamente del Doc. Represor sonó, esto por la amenaza de enviar a la policía sin antes dialogar. ¡Deja molestarme Martha, te metiste en un problema muy grande en serio y vas a tener que responder!  y la consigna   ¡No nos vencerán hijos de Kalimán!, : ¡No nos vencerán hijos de Kalimán! daba en el clavo, el Doc. Vivía algo parecido al dolor que provoca  la extracción  de  cuatro mulas del juicio juntas.

Doc. No cuelgue por favor, solo quiero hacerle la última pregunta: ¿cómo se oye el Panda Show? Es una broma Dr. Martínez no se crea, estamos en la radio y se me ocurrió una… Martha se acercó demasiado al callejón de los chimuelos, el Doc. Argumentó Martha olvídalo, mañana lo platicamos hoy no quiero saber nada, esto traerá consecuencias.

Esta fue la última sentencia y ahí quedó Martha con la voz petrificada sin saber que hacer solo alcanzó a decir: Nunca lo había escuchado así de enojado al Doc.

Días después platicamos con la activista y asistente de consultorio,  la sentencia fue cumplida, solo que el Doc. Le agregó dos palabras.: NO QUIERO SABER NADA…DE TI.      

       

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