¡Vámonos De Viaje!

Mosa
Cuerpo

Ahora que el tiempo me sobra y el dinero escasea,  hice el propósito de rellenar una vieja maleta retacarla de tiliches, para convertirme en un viajero barato, es decir,  un hombre que ahora todo lo ahorra. Jalé mi equipaje con sus rueditas chillonas y llegué a la sala de espera, que ya no esperaba más y es que estaba a punto de salir el autobús con rumbo a los Hidalgos.

Repasaba en mi cabeza el itinerario o protocolo para abordar el autobús: dirigirse a la puerta de andenes para someterse a la revisión correspondiente; meterse al arco detector de metales ¡aguas con el DIU! Posteriormente un hombre te hace una limpia con un armatoste portátil, su objetivo: búsqueda de armas, droga y demás artículos propios de un malora.

Enseguida a correr en búsqueda del andén identificado en el boleto; sala 5, andén 4, no tomar el autobús que dice  libramiento que forma casi a la misma hora. Varias filas de pasajeros, algunas van siendo devoradas por las máquinas del transporte ultramoderno que sacan a pasear a sus contaminados ciudadanos.

Autobús ¡por fin  localizado! Un gigante de las carreteras, recién lavado con dos bien encorbatados operadores de unidad nunca choferes, mismos que aguardan a los pasajeros con sonrisa franca que alcanza a enseñar diente de oro y  el estirado bigote.

El equipaje abajo, la familia buscando su asiento, pasillo o ventanilla; mentalmente van deseando que la suerte les favorezca con una pantalla que casi les pique los ojos, para entretenerse y no sentir la distancia hasta encontrarse en el pueblo que hace mucho tiempo ya dejó de serlo… en la entrada ya hay un oxxo.

Poco a poco abandoné la manchota urbana, en la ventanilla fui observando como el lienzo urbano multicolor, moderno y contaminado, se iba transformando en colores grisáceos de las bardas domésticas, con sus azoteas repletas de tendederos de ropa desgastada por tantas lavadas y decoloradas con el sol.  Desfile de letreros a orillas de la carretera anunciando el bailazo del siglo y el camión se perdió en la lejanía,  mientras mi mente alejaba la palabra:  d e s e m p l e o.

 

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