Del otro lado de la radio está la verdad
Hasta parece estación de radio, decían los de la vieja guardia de locutores que aguardaba en la oficina para entrar "al aire" y desquitar el salario que los dueños de los medios de comunicación depositaban con gran cariño por los "gritones" del momento.
teléfonos sonando, gente con cara lisa entra y sale de las oficinas, dejando su perfume de diez salarios mínimos; risas, saludos hipócritas que se escuchan a veinte metros así se conforma la escena diaria detrás de los micrófonos, antes de salir a dar la voz a la gente de verdad, en la mente de los del micrófono solo existe: El Dios rating.
los seres del radio antes de llegar al púlpito, buscan el sillón exacto el que se encuentra frente al micrófono para aplicar la frase de la Guilmáin: "Les voy a dar en la madre, me van a creer" cuando las ondas hertzianas comienzan su viaje, todos los líquidos contenidos en el cuerpo hierven, buscan salida; los sfinteres aprietan a todo lo que da, el telón subió y no hay marcha atrás.
La soberbia desciende, el orgullo se hace chiquito y todas las alarmas se encienden porque la verdad está del otro lado de la radio: el taxista, comerciante, empresario, estudiante, ama de casa, carpintero, banquero y así la lista interminable de gente oficio y profesión, que siempre tendrá más información que el "muchacho chicho" que está desgargantándose como queriendo agradar.
una tarde del mes "ni quien se acuerde" recibí la llamada de un niño escolar de educación primaria, mencionó que vivía por los rumbos de los indios verdes. cuando la tarde llegaba y la tripas se enredaban en el estomago de nuestro pequeño radioescucha Israel corría como todos sus uniformados amigos para llegar lo rápido a su hogar, aventar la mochila, uniforme y descargar el agua de riñonada almacenaban desde el ultimo boing del recreo. Así lo conocí.
Su voz se ausentó por un tiempo de los teléfonos de la emisora y de mis oídos; un día cuando llegué al banquillo cercano al micrófono de la locura, a apagar mi soberbia, una voz del otro lado del teléfono me avisó: Atropellaron a Israel y le amputarán el pie derecho.
Del otro lado de la radio, está la realidad. Israel un chico que tuvo que someterse a mas de sesenta operaciones, lucho en cada una de ellas y venció a la muerte, a pesar de todo su cuerpo sigue de pie y platica de viva voz su lucha para motivar al más desvalido
continuará...